Herejía contagiosa

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¿Morena o pejelagarto?
Herejía contagiosa
Manuel Gracián

Desde 1930 hasta 1997 el PRI asumió el gobierno del Distrito Federal. De 1997 a la fecha el Partido de la Revolución Democrática ejerce el poder político de la ciudad de México. El gobierno del Distrito Federal lo ejerce la Asamblea Legislativa, por medio de la mayoría de sus diputados. Y aunque está facultada constitucionalmente para expedir su propia Ley Orgánica, también está obligada a seguir lineamientos del Estatuto de Gobierno, expedido por el Congreso de la Unión.

El Jefe de Gobierno tiene a su cargo el Ejecutivo y la administración pública. Básicamente es un iniciador de leyes o decretos, ante la Asamblea Legislativa. El Senado de la República —o en sus recesos la Comisión Permanente— puede removerlo “…por causas graves…” (Fracción F del Art. 122).

El PRD es un partido enfermizo, escindido y decadente. Antes de sus desavenencias se pudo observar torpeza irracional en algunos de sus dirigentes, narcisismo, recelo paranoide, desamor a la vida y fijación incestuosa: tendencia vinculatoria a una figura maternizante: López Obrador. En la ruptura quedó evidente que el PRD es una aleación mal amalgamada: priistas camuflados de amarillo, marxistas trasnochados, otros despistados, uno que otro oportunista, y un heresiarca que manipula la esperanza de muchos mexicanos pobres.

Ha sido imposible cohesionar un partido único socialista (que tanta falta hace en México), ya que más que partido el PRD ha fungido como secta religiosa… El Movimiento Regeneración Nacional, acrónimo forzado con tintes religiosos, Morena, se fundó con el único objetivo de conseguir la presidencia de la República. No lo consiguió. Pintados de betún se han dado tintes deleznables de agraristas y reformistas con sustrato cardenista. Morena ha propuesto el anteproyecto de una oferta electoral con ciertos rubros: diálogo con ciudadanos sin partido; formación y construcción de liderazgos; unidad de la izquierda mexicana; aportación de ideas progresistas… ¡Extraño tiempo el nuestro, querido lector! Nueva secta —con las tácticas de los testigos de Jehová— con la misma figura maternizante: Andrés Manuel López Obrador. Supina ingenuidad.

Revoltijo de leyes

Durante 18 años en el poder, ¿qué ha hecho el PRD por la ciudad de México?… revoltijo de leyes y decretos progresistas. Incontables primicias del más fino populismo, en la manipulación de masas (voto seguro). Aprobación de matrimonios entre personas del mismo sexo (confusionismo). Legalización de la interrupción del embarazo, antes de las 12 semanas de gestación (embriocidio y feticidio). Muerte en los enfermos incurables o desahuciados, con la ley de voluntad anticipada (eutanasia). Y si nos descuidamos decretarán la muerte de los embriones o fetos con defectos genéticos, posteriormente la de los recién nacidos deformes o feos, los bebés monstruos con cerebro normal, la muerte de los enfermos terminales, y de ancianos o enfermos que representen estorbo para la familia o para el Estado. ¡Y así la historia interminable!

López Obrador y sus adeptos recorren el país. En su avanzada, AMLO el heresiarca entregó una encíclica profana al papa Francisco (aprovechó la primera fila de la audiencia pública para todo visitante): ¡engaño a todo trance! No hay coherencia personal ni partidaria. El PRD y sus cofrades de Morena no procuran un México sano y desarrollado. Lo único que pretenden es timar a la población de la esperanza, para alcanzar el poder presidencial de México, y darles atole con el dedo. El atole moreno es pernicioso. La herejía de López Obrador es contagiosa.—

 

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