Libre como el viento

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Aristegui y sus secuaces
Libre como el viento 
Manuel Gracián
11 Feb. 2011

El affaire Aristegui es conocido por muchos. Ante una postura presuntuosa y conminatoria, basada en un rumor, en vez de una verdad, la empresa MVS Noticias rescindió el contrato que había convenido con la conductora Carmen Aristegui.  “En nuestro código de ética nos comprometemos a rechazar la presentación y difusión de rumores como noticias (…) (Aristegui) dio por válida una presunción, transgrediendo nuestro código ético y al negarse a ofrecer, como lo solicitó la empresa, una disculpa pública, decidimos dar por terminada nuestra relación contractual”, términos declarados oficialmente por MVS Noticias.

Y de un comentario radiofónico desafortunado, han nacido criterios deformantes sobre la libertad de expresión y el presidencialismo, engendrados por varios intelectuales, conocidos como  secuaces de Carmen Aristegui.

Es peligroso acallar una voz: eso puede causar un vocerío” ha escrito don Armando Fuentes Aguirre, apodado Catón, en su columna De política y cosas peores (Condecoración, Reforma 9 Feb. 2011). Don Armando suele redactar series de verdades  entreveradas con chascarrillos y, con la erudición e inteligencia que lo caracterizan, dice mucho y no dice nada; siempre deja abierta una pequeña puerta de escape. Se destaca lo siguiente en torno a Carmen Aristegui: “Lo único que hizo la respetada periodista fue cuestionar al gobierno acerca de la afirmación hecha por el tal diputado” (F. Noroña). Y después de varios retruécanos concluye: “Hago llegar mi solidaridad a Carmen Aristegui. Cumplió su función de periodista. Este despido es una condecoración más en su carrera.” ¡qué honrosa condecoración…! (se aclara que don Armando no es secuaz de Carmen, sólo la apoya).

Don Miguel Ángel Granados Chapa, el Periodista, así denominado por quienes lo admiramos por su perseverancia, competencia y objetividad, ha puntualizado: “Rescisión de su contrato profesional con MVS, acusándola de infringir el código de ética por presentar un rumor como noticia” Y, espigando algunas frases—sin pérdida contextual, aclara–: “Partió de un hecho noticioso(…)y ella lo situó en contexto y extrajo de él una conclusión (…) Dijo que el rumor sobre el etilismo presidencial estaba muy extendido (…)Y preguntó por qué desde la Presidencia no se emitía un comunicado que saliera al paso del rumor. Fue claramente un comentario editorial (…) Carmen denunció, en consecuencia, que un asunto jurídico sea convertido en asunto político por la discrecionalidad que puede ejercer el Presidente.” (Carmen Aristegui, Reforma 10 Feb. 2011) (Don Miguel Ángel tampoco es secuaz de Carmen; sólo la distingue con su aprecio).

 En torno al affaire Aristegui, el polifacético don Lorenzo Meyer, en su no muy sucinta colaboración periodística, pontifica con orden tomista: “Difícilmente en México existe un concesionario de radio o televisión en posición de darle lecciones de ética a Carmen Aristegui. La experiencia ha obligado a la periodista a llegar a negociar con radios o televisoras presentando, de entrada, un código de ética elaborado por ella misma y que no está sujeto a regateo.” O sea, que doña Carmen elabora su propio código de ética: ¡Extraño mundo el nuestro…! (Carmen, Reforma, 10 Feb. 2011).  Don Lorenzo comenta que “a la ética se le puede definir como la disciplina que aborda el tema de lo bueno y lo malo, lo correcto e incorrecto, la obligación y el deber moral de un individuo o de un conjunto social.” Un poco extraña la ética laica de don Lorenzo, si la comparamos con la de un fílósofo social como Maritain: “la ciencia práctica que tiende a procurar el bien puro y simple del hombre y la mujer”–O será que también don Lorenzo elabora un código ético a su medida?– “Es cierto que se trata de un rumor, pero es uno que de tiempo atrás tiene la naturaleza de hecho político—insiste don Lorenzo– Y es que en política el rumor se puede convertir en un «hecho duro» y tener consecuencias que deben ser abordadas por el periodismo. Tomando como punto de partida lo anterior, Carmen Aristegui, y eligiendo bien sus palabras y el tono de las mismas, invitó al gobierno federal a enfrentar el rumor convertido en un hecho político.” ¿Un rumor que por antigüedad se convierte en hecho político—“hecho duro”–cuyas consecuencias deben ser abordadas por el periodismo?… No termino de entender el razonamiento de don Lorenzo; me recuerdan  las bufonadas de Monsiváis (q.e.p.d.) ¿Y es el señor Meyer, secuaz de Carmen?…Pregunta retórica…

Del empático Solórzano, y su antítesis Aguayo, no decimos nada… ¿Pero qué comenta Denise Dresser,  álter ego de Carmen?: Como la pitonisa Pitia, del oráculo de Delfos, pero sin hoja de laurel sagrado en la boca y sin versos hexámetros, le escribe una carta al señor Vargas, propietario de MVS Noticias, cuyo contenido es una autentica aporía, disfrazada de maléfico sortilegio. ¡Seguramente el señor Vargas no ha podido conciliar el sueño desde entonces!..(Carta de Denisse Dresser a los directivos de MVS, Diario de Yucatán, 10 Feb. 2011)

¿Carmen la condecorada (Catón),  la digna (Granados), la defensora de la libertad de Prensa, la rumoróloga, la periodista independiente (Meyer),  qué dijo realmente? Habría que mirar con calma el video (http://www.youtube.com/watch?v=Y70PTSMEIq4). Después de iterativa parrafada —donde es difícil seleccionar el adjetivo de relación: ¿logomáquica, logorreica?—la célebre Carmen concluye: “…Y dejemos la pregunta abierta, y la petición formal a la presidencia de la República: ¿Tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo? Esto merece, insisto, una respuesta seria, formal y oficial, de parte del la presidencia de la república. Regresamos después de la pausa”. ¡En la tardanza está el peligro!… Siempre es bueno escuchar las dos campanas (continuará).- M.G. febrero de 2011.

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