Cartas a San José
José de Belén
1. Dic. 2021
Querido San José:
No es insólito que yo te escriba; tú lo sabes bien. A través de los años, cada 19 de marzo, te he escrito numerosas cartas retóricas: aquellas que contienen en sí mismas la respuesta implícita.
Te invito a caminar conmigo; mejor dicho, permíteme pasear junto a ti. No como en las galerías de la palestra del Liceo de Aristóteles; yo aspiro a establecer contigo auténtico diálogo espiritual.
Desde mis primeros tiempos te conocí en las figurinas de los nacimientos de Navidad. Hubo quien dijera «lee La historia de José el carpintero». Yo aprendí de ti en los relatos evangélicos de Mateo y Lucas. Alguien insinuó: «Busca a San José en la oración». Me apegué al consejo de Teresa de Ávila: «Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro, y no errará el camino» (Mi vida’, Cap. 6). Puedo pedirte por tanto que endereces mi camino.
Sé quien eres tú, pero ¿dónde naciste? ¿De que estirpe provienes? ¿que oficio realmente desempeñaste? Nada de ello dicen los evangelios. El Nuevo Testamento ofrece poca información sobre tu nacimiento, infancia, vida adulta y tu muerte. Desde el principio del cristianismo no faltó gente piadosa que aportara detalles que faltan al Evangelio. Surgieron leyendas que formaron lo que se designó evangelios apócrifos: toda una literatura no canónica y no confiable en su veracidad. Pero gracias a ellos podemos encontrar joyas pintorescas que relatan las costumbres y tradiciones propias de la Iglesia primitiva.
¿Qué comentaron los exégetas del pasado? El ‘Protoevangelio de Santiago’, escrito en la primera mitad del siglo II, refiere que naciste en Jerusalén. Otros apócrifos se inclinan por Belén: ‘Evangelio árabe de la infancia’, ‘Libro de la infancia del Salvador’, ‘Historia de José el carpintero’, ‘Evangelio de la Natividad de María’. No faltó quien hubiere comentado que naciste en Nazaret.
En la ‘Historia árabe de José el carpintero’, escrito a finales del siglo IV, refieren tu infancia, tu vida y muerte; reproducen el elogio que Jesús pronunció sobre ti. Se aprecia que naciste en Belén de Judá. El objeto del libro fue promover tu glorificación y propagar la devoción hacia ti, ya muy popular en Egipto en aquel tiempo.
San Justino mártir nació en la antigua Siquem de Samaria. Fue considerado entre los primeros apologetas cristianos del siglo II. Filósofo y teólogo, fatigó, como después lo haría Tomás de Aquino, toda la literatura de su tiempo. Señaló que tú naciste en Belén de Judá.
En los Evangelios canónicos no falta ni sobra nada. Lucas lo aclara bien: María era de Nazaret (Lc 1, 26): «En el sexto mes fue enviado el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una doncella desposada con un varón llamado José, de la familia de David, y el nombre de la doncella era María».
El mismo evangelista asegura que tú naciste en Belén, (Lc 2, 3-4): «Y se ponían todos en viaje para inscribirse, cada cual a su ciudad. Subió también José desde Galilea de la ciudad de Nazaret, a Judea a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él del linaje y familia de David». La concepción milagrosa de Jesús se debió a una intervención especialísima de Dios: María concibió por obra del Espíritu Santo, por la acción carismática de la virtualidad divina. La Encarnación se obsequió en Nazaret, pero Jesús nació en Belén como lo prefiguró el profeta Isaías en la Escritura (Is 7, 14)
La distancia de Belén a Nazaret es de 120 kilómetros ¿Por qué vivías tú en Nazaret de Galilea y no en Belén de Judá? ¿Cómo era Belén? ¿Quienes eran tus padres? Mateo escribió que tú eres hijo de Jacob (Mt 1, 16); Lucas, que tu padre se llama Helí (Lc 3, 23). No conocemos el nombre de tu querida mamá; en un libro siríaco poco confiable, ‘Caverna Thesaurorum´ la nombran Abdit, hija de Elazar. Pero queda claro que tú, San José, eres de linaje de reyes y formas parte del misterio de la vida divina. (inspirado en el libro «Caminando con San José», México, 2021, lauragracianh@gmail.com).
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