
Extraño tiempo el nuestro: México, en crisis constante. Los ideales de la Independencia y de la Reforma liberal han desaparecido. Las metas de la Revolución se han agotado. La corrupción campea galopante en todos los ámbitos del país. Con el actual presidente de México Andrés M. López, ha surgido un cuarto intento de reforma social: Cuarta Transformación. Quienes lo conocemos estamos convencidos que su programa de acción se sustenta en activismo sin espíritu (1442 minutos cada día). Personalidad en racimo, causa de su desvarío: personalidad histriónica-narcisista con leves rasgos paranoides (DSM-5: ‘Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders’, Fifth Edition, Arlington, V. A., 2013).
López Obrador tiene un mérito: vincular a numerosos grupos en torno a él como figura maternizante, hegemónica-autoritaria. Su escudo, el voluntarismo: negación de someterse a la realidad porque no se ajusta a su propia visión de las cosas y a substituirla por su propio criterio. Su espada roma, la posverdad, arma de sus ‘maña-neras’: distorsión deliberada de la realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales. ¿Principal acierto infamante?, manejo subliminal de imagen ‘Morena’.
El presidente López desarrolla intenso proselitismo apostólico para la compra de votos: programa radiotelevisivo mañanero de cobertura nacional; fascinación de prosélitos ‘siervos de la nación’ que visitan casa por casa; entrega semanal de revista ‘Regeneración’, táctica de Testigos de Jehová con su revista ‘Atalaya’; dádivas de dinero a jóvenes y adultos mayores para mantenerlos cautivos a su favor. Él mismo hace unos días declaró que la ayuda económica que su gobierno regala a los pobres no es con el fin de ayudarlos: pura estrategia política para beneficio de su propio gobierno. Legión de recursos insospechables…; unos a la vista; otros, camuflados.
El señor López ha dedicado 1467 días de su gobierno presidencial al desmoronamiento de órganos constitucionales autónomos (OCA): Banco de México, Instituto Federal Electoral, Fiscalía General de la República, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Instituto Nacional de Estadística y Geografía; Instituto Nacional de Transparencia, entre los más representativos. Aunque estos organismos están sometidos a control constitucional no se encuentran subordinados al presidente. Los OCA son verdaderos contrapesos del poder ejecutivo, fundamentales en el sistema de división de poderes. Ante la pérdida de tiempo de esta enfermiza insistencia por desmantelar los organismos autónomos, no ha tenido tiempo para gobernar y adquirir una visión integral de la realidad nacional. La consecuencia es el desastre nacional.
Vulnerando el principio de no-reelección, en su afán de perpetuarse en el poder ha engatusado a las fuerzas armadas de México a través del cohecho, manipulación y metamorfosis de militares en flamantes empresarios. Amparado en la cacareada investidura presidencial ha intentado descalificar la opinión publica de la prensa libre, profesores universitarios, intelectuales, escritores, periodistas, actores, caricaturistas, cómicos…, todos aquellos que disienten de sus constantes disparates. Son muy conocidos sus graves pecados sociales de omisión en el campo de la salud pública de los mexicanos, de la educación, de la economía empresarial mexicana y su simpatía aparente o real con los narcotraficantes y malosos del país. Sabemos que él y su familia se han convertido en los prójimos más ricos de América.
México necesita un presidente republicano. Un presidente que desempeñe sus tareas en un contexto de poderes divididos y funciones compartidas. Aceptar el sistema republicano implica la substitución periódica de los gobernantes. El principio de no-reelección es una de las tres columnas sobre las cuales se asienta el sistema jurídico-político de México. La no-reelección ha sido una de las causas más importantes de la estabilidad política del país.
En el año 2012 Andrés López describió su utópica república: «los fundamentos de la república amorosa, que en todo momento guiarán la acción del gobierno para buscar la felicidad del pueblo, disminuirán drásticamente los crímenes de odio, la discriminación, la exclusión y los privilegios de unos cuantos en detrimento de los derechos esenciales de más de 100 millones de mexicanos» (Jaime Avilés «AMLO: Vida privada de un hombre público», Grijalvo). ¿Cuarta transformación?, ¡Paradojas distópicas, a paso de ganso!
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