Crítica Efímera
Desempollar a los polluelos
18 Sep. 2012
Crítica efímera no es resultado de pueril vanidad. Muchos usuarios de twitter no lo son de Facebook. La información de telediarios procede de la prensa periódica; esta se nutre de agencias noticiosas. Los textos editoriales envejecen antes de publicarse. Todo es pasajero, efímero.
“No hay nada más nuevo que Homero, ni nada más viejo que el periódico de ayer”. Los contemplativos se espejean en Facebook. Y, definitivamente, no hay nada más nuevo que un tweet, ni nada más viejo que el tweet precedente; apenas trinado, penetra la ineluctable dimensión de efemeridad.
José Martínez Ruiz–nuestro querido y admirado Azorín–habría sido feliz tuiteando. Una cláusula bien lograda–140 caracteres– no más. ¿Y el tweetlonger? ¡Quién sabe! Los lectores de diarios no cambian de página para continuar la lectura. El adicto a twitter no sale de su Timeline.
¿Y ahora? Pues, ¡desempollar a los polluelos! Del gorjeamiento reiterado, a la crítica efímera: gorjeos imperfectos, pero bien trinados en lo cotidiano. ¡Crítica efímera, pero crítica al fin! ¿Debo resistirla? Borges, a la sordina…susurra: “No, y en este momento no debo resistirla, porque si no, no habría diálogo. Si renunciara a mis opiniones, no podríamos hablar”*… Nos quedaríamos tuiteando. ¡Y el que quiera trinar…que trine!
*[Raimundo Lida. Estudios Hispánicos. México: El Colegio de México. 1988, P. 264 (La Pasión Literaria. Diálogo con Jorge Luis Borges)]
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