Enemigo conocido

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Humo psicodélico
Enemigo conocido
Manuel Gracián (*)

El ser humano es único e irrepetible. Baste observar la diferencia de las caras de las personas. Todo ser humano es valioso.

La legislación que penaliza el empleo de la mariguana por pequeños consumidores lúdicos es una ley bárbara. Pero la aprobación legal para su libre consumo, grave desorden social. Se pregonan grandes propiedades medicinales y la inocuidad de su uso. Ambas razones son erróneas.

El humo de la mariguana contiene cerca de 61 substancias químicas. Actúan en los receptores cerebrales del sistema canabinoide. Están dispersos en la corteza cerebral, el hipocampo, estriado y cerebelo. Los receptores más conocidos son el CB1 y CB2, en el sistema nervioso central y periférico, respectivamente. El metabolito delta-9-tehtrahidrocanabinol es el más conocido, produce los efectos fisiológicos de la mariguana. Es la droga ilegal de uso más común en los Estados Unidos.

La euforia que causa la mariguana dura aproximadamente dos horas. Produce deterioro de la percepción, dificultad del aprendizaje, cambios en la memoria y lentitud psicomotriz. Puede producir aumento de apetito, sensación de desvanecimiento, ataques de pánico, reacciones paranoides e incluso psicosis aguda. Más del 50% de los fumadores padecen ansiedad generalizada. La manipulación de los receptores canabinoides con medicamentos que los bloquea (v.gr. Rimonavant) —o reacciones paradójicas de la mariguana— han conducido a pacientes a anorexia severa, depresión reactiva y suicidio.

La mariguana no causa daño cerebral irreversible ni cambios funcionales permanentes. Por lo general no existe el síndrome de abstinencia a la droga. No obstante, sí se aprecia en fumadores crónicos. Se manifiesta con inquietud, irritabilidad, agitación psicomotriz, insomnio, náusea y dolor abdominal tipo cólico.

Se ha descubierto que la mariguana puede evitar la náusea, es relajante muscular, posee acción anticonvulsivante (epilepsia) y disminuye la presión intraocular del glaucoma. Sin embargo, la mariguana no posee ninguna ventaja sobre los fármacos convencionales existentes para tales casos. Ejemplo cercano, el Dronabinol (delta-9-tetrahidrocanabinol; Marinol), empleado para la náusea en pacientes sometidos a quimioterapia, no es más potente que otros antieméticos (ej. Ondansetrón) y su empleo no está exento de reacciones paranoides, psicóticas ni de las reacciones atribuidas a la mariguana. La suspensión brusca del medicamento produce síndrome de abstinencia.

Otros estudios en fumadores crónicos de mariguana han demostrado alteraciones en la respuesta inmunitaria mediada por células (inmunosupresión). Existe inhibición de la hormona foliculoestimulante del testículo (hipogonadismo); tales efectos son transitorios. Pero preocupa que en la mujer embarazada fumadora, al cruzar la barrera placentaria la mariguana puede dar trastornos al embrión en etapas de diferenciación sexual.

La mariguana no es una droga inofensiva. Los fármacos derivados de ella no representan ninguna ventaja sobre los ya existentes en el mercado, incluido su efecto anticonvulsivante. Una legislación que favorezca el libre empleo de la mariguana es una ley aberrante, insana. Una ley que permite a las personas cruzar hacia los umbrales alucinantes, genera enajenación. La ilusoria visión fugaz de la mariguana vicia toda virtud humana, personal y social.

Este siglo requiere grandes cambios por hombres de valor: el hombre integral. La enajenación psicodélica de la mariguana y sus congéneres representan un principio de la degeneración del ser humano.— Mérida, Yucatán.

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