Manuel Gracián Barrera
25.Nov.2023
La sociedad mexicana no es una comunidad sana; serias perturbaciones florecen. La crítica social en el país es desafinada y disonante; casi siempre obedece la voz del amo. Se ha perdido la solidaridad con la gente.
La opinión pública en las redes sociales, cuando no es ofensiva, reviste condiciones catárticas. Los llamados grupos de presión comparten grandes dosis de narcisismo, recelo paranoide, desamor a la vida, agresividad, fanatismo, enajenación, idolatría y necrofilia. Tuíter–ahora X–, catarsis social; Facebook, escaparate de vanidades.
Los empresarios dueños de México, como las tuzas, de cuando en cuando asoman la cabeza y cambian de agujero. Gran parte de las instituciones mexicana han perdido sus principios originales. Los partidos políticos se han destruido a sí mismos, al traicionar sus ideales programáticos. Los gobernadores estatales y los presidentes federales se han dedicado a enriquecerse, para toda la vida; a su alrededor pululan impunemente caterva de hidras corruptas. Don obrador y su familia se han convertido en lo prójimos más ricos de México. ¿Dónde florece la esperanza?
Extraño tiempo el nuestro: México, en crisis constante. Los ideales de la Independencia y de la Reforma liberal han desaparecido. Las metas de la Revolución se han agotado. La corrupción—podredumbre supina—campea galopante en todos los ámbitos del país. Se pontifica ecoicamente sobre la ¨Cuarta transformación de México´. El presidencialismo religioso luciferino, populista, hegemónico y autoritario de don Obrador florece rampante, sin contrapesos eficaces. Fulguran amenazantes la rebelión de las masas y el retorno de los brujos. Apremia la necesidad de auténtica y valiente crítica social, de visión integradora que fomente la creación de conciencia social legítima. La crisis de México revela la ausencia de los mejores: hombres solidarios con los que menos tienen. ¿Dónde están lo héroes en la actualidad?
El gobierno presidencial de Obrador es auténtico pandemonio; todo se desmorona. La utopía pregonada, se derrumbó; se evidenciaron los pies de barro del presidente. La magia electorera persiste. En estas fechas aciagas, se hace patente y manifiesto el movimiento cristero en México. ¡Viva Cristo Rey! – MGB
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